Historia

A fines de 1983, recorriendo en la comuna de Valparaíso diferentes localidades para conocer sus necesidades educativas, llegamos a Placilla de Peñuelas.

Varios pobladores nos señalaron la existencia de un sólo colegio, la Escuela “México”, de carácter municipal, que impartía Educación Básica y Media. Conscientes de la necesidad de otra institución educativa en el área, participamos en varias reuniones con las juntas de vecinos del sector. Así, se incorporó la decisión de instalar un colegio alternativo que impartiera Enseñanza Básica y Media. Con ese objetivo, se adquiere un terreno amplio, para instalar paulatinamente el colegio. Para ello, se compró un terreno de 5000 m2 delimitado por las calles Primera Norte, Octava y Novena.

En el mes de diciembre de 1983 se inició la construcción de 4 salas de madera, los baños y una pequeña oficina. Se colocó la primera piedra bajo la sala Nº 6, simbolizada con un pergamino, y con asistencia de la comunidad comprometida. Se decidió poner al colegio el nombre de “Miguel de Unamuno”, como homenaje al escritor y educador español. La comunidad confió y matriculó a sus alumnos y en el mes de marzo de 1984 iniciamos este colegio con alumnos de Kínder hasta 1° Año Medio.

En vacaciones, a inicios de 1985, se construyeron 2 nuevas salas, pero esta vez de concreto, avanzando hasta 2° Año Medio. Así, paulatinamente, fuimos construyendo nuevas salas y creando nuevos cursos. Al comienzo del proceso, egresaron varios cuartos medios, sin embargo, muchos alumnos de enseñanza básica, al pasar a la educación media, decidían estudiar en Valparaíso, eso hizo que se eliminara la enseñanza media en el año 1990.

En cuanto a la infraestructura de nuestro establecimiento, cada año se fue ampliando, en cuanto salas, patio y servicios, hasta llegar a lo que presenta hoy en día.

El año 2004 iniciamos la Jornada Escolar Completa. De lo que en un comienzo fue el colegio a lo que es hoy en día, dista mucho, no sólo en infraestructura, sino en adquisición de valores, mejoras en aprendizajes, hasta la creación de una idiosincrasia o manera de ser que identifica no sólo a los alumnos, sino a la propia Comunidad Educativa, lo que nos enorgullece y da fuerzas para seguir adelante en esta hermosa tarea de contribución a formar personas